Esa noche salimos con Gonzalez a caminar... entramos al cine Gaumont y en la sala 1 proyectaban "Lluvia" pagamos ochenta centavos y nos acodamos en unas butacas esquivando los peluquines ruludos de las jubiladas que aprovechan los descuentos.
La película... podría haber sido mejor... el cine argentino tiene el carma de ser muuy lento, y no por necesidad narrativa, porque si. Porque es difícil desprenderse de tomas que costaron trabajo y dinero realizar...
A la salida enfilamos para Corrientes, pedimos pizza de verdura en Guerrín y nos desilusionamos con la reducción de tamaño de la porción, así que seguimos comiendo en Banchero unas porciones de fugazza con jamón.
No pudimos evitar comentarios cholulos al ver pasar a Mónica Ayos muy sonriente, acompañada de un señor (sabiendo que su marido está en Méjico) y nos paramos en la puerta de El Vesuvio a rogar que nos sirvan un helado antes de cerrar.
Mientras esperábamos al 5 mirábamos las mesas de los cafés, y como un juego de encontrar objetos o personajes, descubríamos en algunas mesas actores y vedettes que usaban su franco para salir... sin poder abandonar por completo ese lugar tan especial, tan bohemio y brillante que es la Av. Corrientes.
1 comentario:
Estaba buscando algo de leer, y llegué a tu blog. Debo confesarte que me encantó, también confieso haber elegido chocolate en tu encuesta jaja. Corrientes, el sabado estuve en corrientes, fui a ver una obra de teatro de improvisación y me divertí muchísimo. Me gusto lo que leí de tu perfil también. Y voy a tratar de pasar más seguido a seguir leyendote.
Un beso
Martin
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